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sábado, 12 de diciembre de 2009

El auge de las bodas civiles.

¿Recordáis, no hace tantos años, cuando las bodas civiles estaban reservadas, casi únicamente para las parejas a las que la iglesia les impedía la boda religiosa?.

Aunque el enlace civil siempre ha existido, muchas parejas ni se enteraban del mismo, ya que los padres llevaban los papeles al juzgado para que los oficializaran, incluso sin la presencia de los contrayentes, que en muchos casos estaban de viaje de bodas. Lo que primaba era la boda religiosa, para la cual se hacían todos los preparativos y alrededor de la misma giraban las celebraciones.

El hecho de que, cada vez mas parejas se vieran imposibilitadas de celebrar este rito, fue derivando a que el acto central de la celebración no fuera el acto religioso, sino el banquete que suele venir después.

Así, las parejas acudían discretamente al ayuntamiento, donde realizaban una breve manifestación de intenciones, y el edil de turno los declaraba civilmente casados. Al final lo que importaba era que en el juzgado se les reconociera como pareja, a todos los efectos posteriores. Tras este paso por el consistorio, se celebraba, según las posibilidades de cada uno, el convite a los invitados.

Poco a poco la discreción en el ayuntamiento se ha ido perdiendo. Primero se pasó a llevar invitados que esperaban a los contrayentes a la puerta, después estos ya se atrevieron a echar arroz a los novios, y más tarde hasta tracas.

En la actualidad, las ceremonias civiles están, prácticamente, equiparadas a las religiosas, y ya no son parejas con imposibilidad de celebrar las bodas religiosas, las que se casan civilmente, sino que se son elecciones completamente voluntarias las que les llevan a no pasar por la vicaría.


La discreción ha desaparecido totalmente, en cuanto que no tienen nada que ocultar, es más, están orgullosos de su decisión y así lo hacen ver.


Los trajes blancos de las novias no tienen nada que envidiar a los de las bodas religiosas, ni que decir tiene de los trajes de los novios o de los invitados, que llenan la Plaza Mayor. Si a las bodas religiosas se ha puesto de moda que los novios acudan con vehículos especiales para la ocasión, (coches caros, antiguos, carruajes, ... ) también en las bodas civiles, podemos ver toda esta gama de medios de transporte.

En fin, que ya no tienen nada que envidiar las unas a las otras, y por supuesto no voy a ser yo quien juzgue de la mayor o menor importancia o conveniencia de una o de otra. Cada uno que obre como le dicte su conciencia.


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